SENTIMIENTOS O ACTITUDES QUE DEBE EVITAR A LA HORA DE CRIAR UN HIJO (parte 1)
En mi labor como psicóloga he notado que la gran cantidad de consultas por problemas con la crianza se basan en 7 sentimientos o actitudes básicas que hacen que la relación padres e hijos se afecte de manera negativa. El problema de esta situación es la dificultad en los progenitores para identificar el sentimiento que de manera inconsciente los domina, pero que desafortunadamente, daña a su hijo o hija.
A continuación les presento los 3 primeros sentimientos o actitudes dañinas (de una lista de 7) que he visto en los padres consultantes y las recomendaciones que les he compartido.
- LA LÁSTIMA:
Según la RAE, lástima es “El enternecimiento y compasión excitados por los males de alguien”, en este caso, los padres sienten lástima por alguno de sus hijos tal vez, debido al padecimiento de una enfermedad en el pasado o presente o simplemente, sienten que el niño está en desventaja en comparación con sus demás hermanos o congéneres.
Esto trae como consecuencia la sobreprotección, oídos sordos a sus rabietas y debilidades de carácter. Expresiones como “pobrecito”, “me da pesar” son las más usadas por estos padres sin reconocer el daño que le están causando a su criatura.
La estima de estos jóvenes, contrario a lo que se espera, es muy pobre y la capacidad de soportar el dolor y sufrimiento es muy baja. Son jóvenes resentidos, no respetan ni valoran a sus padres tratándolos de manera grosera, altanera y desobediente, haciendo que ellos no entiendan, como, a pesar de ser tan amables y buenos con él o ella, éste no los valora lo suficiente.
¿Qué hacer?
- Reconocer que el sentimiento que lo domina como padre es la lástima, enfrentarlo e identificar el origen.
- Quitar mérito al sentimiento, entendiendo que no hay razón para tenerlo.
- Reconocer que su hijo es capaz de hacer lo que le corresponde y no necesita que se lo hagan todo.
- Colocar a su hijo tareas y responsabilidades, confiando en que son capaces de lograrlo y transmitírselo así.
- Al principio, el niño o joven no va a aceptar tales tareas por esa razón no se debe prestar atención a sus quejas.
- Premiar con abrazos y palabras de reconocimiento el impulso del joven de ser independiente.
- LA CULPA:
El rechazo en el embarazo, problemas antes de nacer o en el nacimiento debido al consumo de una sustancia tóxica por parte de su madre, algún sufrimiento que haya vivido el niño por causa de sus padres o abuelos, son situaciones que producen en sus cuidadores, sentimientos de culpa tan fuertes que se terminan traduciendo, nuevamente en sobreprotección y esta es más dañina que el mismo problema sufrido anteriormente.
En un caso atendido, una mujer llega a consulta quejándose del mal comportamiento de su hijo adolescente quien, cuando era niño, se portaba muy bien pero a partir de la muerte de su padre, las cosas han cambiado drásticamente. Indagando en la madre, se encontró que ella se sentía culpable por la muerte de su esposo y, al fin de cuentas “dejar a su hijo huérfano”.
Este sentimiento se diferencia de la lástima, porque oscila entre dos estados de ánimo: el remordimiento y la rabia. Los padres a veces tratan al niño como inútil y otras veces, cansados por la manipulación y abuso de éste, se van al extremo contrario y lo maltratan con gritos o golpes.
El niño en medio de esta situación, busca constantemente la atención sin importar que sea de manera inconveniente como un azote o empujón. Presenta sentimientos de inadecuación, se siente solo y abandonado y cuando se cansa de esto, simplemente hace algo para que sea “recordado”. En general, se siente cansado de esto, pero no sabe cómo salir de ese círculo vicioso.
¿Qué hacer?
- Defina la razón por la cual se siente culpable, enfréntelo y supérelo.
- Comience a escuchar a su hijo, revise su propia expresión facial cuando lo mira (que no sea de juicio o crítica).
- Dedíquele tiempo extra.
- Retírele la atención cuando se está portando mal y dele atención cuando su comportamiento es positivo.
- Exprésele su amor y afecto de manera abundante.
- Dele normas y sea firme en hacerlas cumplir.
- RABIA:
Contrario a los casos anteriores, la rabia es el sentimiento que mueve a estos padres, esta vez no a sobre protegerlos sino a actuar de manera impulsiva siendo guiados por la ira y la irritación.
Un padre siente rabia hacia su hijo, cuando no entiende la razón de sus comportamientos, se siente defraudado pues esperaba otras cosas de él y, a pesar de darle la oportunidad de cambiar, el chico no lo hace, talvez porque “no desea hacerlo”.
No estoy hablando solamente de hijos adolescentes o jóvenes, muchas veces los padres sienten ira hacia sus hijos recién nacidos. Conocí el caso de un padre que le gritó a su hijo de 5 años “! Por qué eres tan niño ¡”. No quiere decir que odien a sus hijos, simplemente no toleran la diferencia entre su comportamiento de adulto y el del niño o adolescente.
Aunque a veces sospecho que los gritos del padre son réplicas exactas de los gritos y expresiones de sus propios padres (o jefes) y es como si se repitieran las mismas escenas pero con diferentes protagonistas.
Estos chicos se sienten amedrentados constantemente, no saben cómo agradar a sus padres a pesar de haberlo intentado mil veces, con el mismo resultado. Lloran y se deprimen pero jamás se lo contarían a sus progenitores por temor a la descalificación. Esta vez son los hijos los que no entienden el porqué del comportamiento de sus padres.
¿Qué hacer?
- Identifique la razón de su rabia y supérelo. Reconozca que su hijo no tiene la culpa de este trato.
- Sea humilde, deje de gritar y amenazar y comience a escuchar. Es muy probable que no solo trate mal a su hijo sino también a otras personas que lo rodean y aman.
- Observe más a su hijo e identifique sus cualidades y fortalezas. No dude en aplaudirlo y recompensarlo.